La 27.ª semana de embarazo
Las primeras compras para el bebé
Ahora sí que ha llegado el momento y no importa cómo se realiza el cálculo: estás en el tercer trimestre. Como ya hemos explicado en la 26.ª semana de embarazo, hay diferentes fuentes que indican diferentes semanas como separación entre los trimestres. Pero ya no hay lugar a dudas. A continuación te explicamos por qué puede ocurrir que duermas peor en la 28.ª semana de embarazo, por qué te puedes quedar sin aliento y todo lo demás que ocurre alrededor de tu bebé.
El feto tiene una longitud de aproximadamente 38 cm (céfalo-caudal) y pesa unos 1000 gramos.
Tu bebé está practicando asiduamente su expresión facial: es capaz de fruncir la nariz, bostezar, fruncir la frente y sonreír. No obstante, todavía no lo hace por un motivo determinado; los movimientos solo sirven para entrenar los músculos faciales. Además cierra los ojos para dormir y los abre cuando se despierta. Tu tesoro además ha ido adquiriendo su propio ritmo de sueño.
Tu bebé ahora tiene aproximadamente el tamaño de una berenjena grande.
Los ojos todavía no tienen el color definitivo pero aparte de esto, su desarrollo ha terminado. Los pulmones producen cada vez más surfactante pulmonar (se trata de una palabra de origen inglés creada combinando las palabras "surface active agent"). Sin esta sustancia no podemos respirar, ya que entre sus funciones está la de evitar que los alvéolos pulmonares puedan colapsar. La producción de esta sustancia vital comienza en torno a la 24.ª semana de embarazo y dura hasta la 34.ª semana de embarazo, lo que es uno de los motivos principales por lo que la respiración en caso de un parto prematuro supone un reto enorme. Si se va a producir un parto prematuro, se realiza a la madre una "inyección de maduración pulmonar" para estimular la producción del surfactante pulmonar.
Un bebé prematuro ahora tendría muy buenas posibilidades de sobrevivir incluso fuera del útero.
Muchas embarazadas ahora comienzan a dormir mal, lo que puede tener diferentes motivos:
El útero va cambiando para permitir al bebé poco a poco la mejor posición de salida para el parto: Se va ensanchando en la parte superior y alargando y estrechando en la parte inferior. No obstante, a tu pequeñín le quedan todavía varias semanas para colocarse definitivamente con la cabeza hacia abajo.
La creciente dilatación del útero implica un poco de falta de espacio para los demás órganos. También tus pulmones disponen ahora de menos espacio. Esto puede provocar que literalmente se te agote el aire antes y que presentes cierta dificultad para respirar.
Algunas embarazadas comienzan a presentar "fugas": el calostro puede salir del pecho.
Lo mejor para prepararte para la lactancia es un cuidado suave. Renuncia al uso de gel de ducha o jabón y lava el pecho solo con agua para evitar que se irrite la piel. Si tu piel es muy seca, también puedes incluir los pezones en la rutina de cuidado y aplicarles crema. Dejar que llegue un poco de aire al pecho y estar de vez en cuando sin sujetador, proporciona un "endurecimiento" suficiente. Lo que NO debes hacer bajo ningún concepto: tratar tus pezones con cepillos, porque en el peor caso pueden producirse lesiones.
Si tienes pezones muy planos u orientados hacia dentro (en estos casos se habla también de pezones planos, invertidos y deslizantes), consulta con tu médico si hay algo más que debas o puedas hacer.
Los pezones realmente invertidos son muy poco comunes. Cuando se estimulan, no se levantan sino que se retiran todavía más. A pesar de ello no se puede afirmar que esto suponga un problema para la lactancia, ya que mucho depende de cómo podrá usarlos el bebé. Algunos niños no tienen ningún problema en generar a pesar de ello un vacío de succión, mientras que otros necesitan el estímulo del pezón en el paladar para poder beber. Las formas no muy pronunciadas de pezones planos o deslizantes también pueden variar su forma por la lactancia. Como la lactancia es lo mejor para tu bebé, en cualquier caso merece la pena al menos probarlo.
Si tienes cerca grupos de madres lactantes o un asesoramiento para madres lactantes, puede ser una oportunidad estupenda para informarse, intercambiar vivencias y recibir ayuda práctica. En algunas regiones también hay matronas que ofrecen asesoramiento especial para madres lactantes.
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