El/la bebé por fin está aquí, la alegría es grande, pero entonces: el/la pequeño/a llora. Y lo hace continuamente. No es de extrañar, pues, que haya menos sensación de gran amor y más de desesperación. ¿Por qué llora? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Cómo puedo poner fin a esta situación o hacer que sea más fácil para todos/as? Antes de pasar a algunos consejos, vamos a llegar al fondo de una cuestión esencial.
Un recién nacido tiene un repertorio muy limitado de expresiones, y el llanto es una de ellas. El hacerse notar con mucho ruido puede significar muchas cosas:
Causas físicas
Causas psíquicas
A menudo hay varios factores combinados que hacen que tu bebé esté inquieto/a. Los/as "bebés llorones/as" suelen ser niños sensibles, a veces temperamentales, que pueden reaccionar más a un leve dolor de tripa u otros estímulos sensoriales que los/as niños/as "tranquilos/as".
Una característica común de los/as bebés que lloran suele ser que duermen relativamente poco y/o que, en general, les cuesta autocalmarse y conciliar el sueño. Sin embargo, sobre todo en los tres primeros meses, es la mejor oportunidad para que el pequeño cuerpo siga madurando y desarrolle un "programa de protección" contra las exigencias excesivas.
Pero si llorar es normal, ¿qué es un/a bebé llorón/a?
Una definición es: un bebé que llora
Cada minuto de llanto supone un enorme estrés para todos/as los/as presentes, que también se puede medir físicamente por los latidos del corazón y las hormonas en la sangre, y en los/as bebés por la tensión muscular y, en el peor de los casos, la tensión.
Es importante averiguar qué método ayuda al/a la niño/a en cada momento. Un ejemplo sencillo: si tu bebé acaba de comer, es poco probable que tenga hambre. Puede ser útil marcar una lista de control en tu mente:
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