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Avergonzar a las madres – La norma de la lactancia

Angela Dinoia


En los mamíferos, la supervivencia de la especie depende enormemente del comportamiento parental, pues son los padres, y especialmente la madre, quien cuida del recién nacido en los primeros meses de la gestación.
La oxitocina es la hormona que despierta el cuidado maternal a un nivel emocional, lo que conlleva la cadena de comportamientos maternales que hacen posible tanto la función reproductiva como el cuidado materno inicial1.
¿Pero de qué depende este cuidado materno?
Está claramente vinculado a la biología mamífera, pero eso no es todo.
También incluye una elección de comportamiento asociada con la cultura en la que se ha criado la mujer y con su contexto social, cultural y geográfico. En particular en los últimos años, la enorme cantidad de medios e información científica sobre las ventajas de la lactancia ha llevado a una cultura en la que la lactancia se ve como la elección más sencilla y obvia para todas las mujeres2
Por supuesto, no hay duda sobre las ventajas de la lactancia en términos de salud general, tanto de la madre como del recién nacido: la leche materna está específicamente diseñada para recién nacidos, promoviendo el desarrollo del tracto gastrointestinal del bebé y ofreciendo una asistencia para impulsar el vínculo entre la madre y el bebé, entre otras cosas. Desde el punto de vista de la madre, la lactancia promueve una rápida involución uterina, promueve el contacto inicial entre la madre y el bebé, y reduce el riesgo de sufrir tumores de pecho y enfermedades cardiovasculares. Pero los tiempos han cambiado, y las mujeres no siempre pueden dar el pecho a su bebé o no desean hacerlo.
La lactancia es solo una de las muchas formas de alimentar a un bebé recién nacido. Sin embargo, elegir alimentar a su bebé con algo que no sea leche materna (p. ej., una combinación de leche materna y leche de fórmula, o simplemente leche de fórmula) expone a las nuevas madres a controversia y juicio. 
¿Cómo podemos impulsar una cultura que garantice que las nuevas madres no caigan en esta trampa ni sean juzgadas de esta forma?
Primero de todo, podemos reconocer la singularidad y el valor de cada madre y su bebé, siempre.
Un estereotipo típico es que una "buena madre" es una mujer que acepta a su bebé de inmediato y sin ninguna duda, no se plantea otra opción que la lactancia y, durante un largo periodo de tiempo, siempre feliz y se siente completamente llena por lo que está experimentando. La "buena madre" también vive en armonía con su pareja, y ambos están llenos de entusiasmo por su recién nacido.
Además, se espera que todos vivan felices para siempre, como si se tratara de un cuento. Mi intención no es ser irrespetuosa ni trivializar con un momento tan importante para las madres, pero la vida real de las mujeres suele estar muy alejada de esa versión tan edulcorada.
El embarazo y la maternidad tras el parto, incluida la lactancia, son experiencias tan personales y complejas que puede resultar difícil e inútil juzgarlas. Está claro que no hay una regla universal que determine cómo responderá una madre. Cada mujer y cada familia son un mundo, y dependerá del contexto social y del país en el que vivan.  
En vez de juzgarles, las matronas deberían limitarse a proporcionar a las mujeres información sobre las distintas formas de alimentar a su bebé, sin olvidar las ventajas y desventajas de cada método.
La alimentación mediante lactancia o biberón es un acto responsable que cada madre realiza con amor a su bebé, con independencia de la opción que elija.
No hay "buenas madres" ni "malas madres"; solo hay madres3.
No deseo hablar únicamente de la imagen idílica de una madre y su bebé. También forma parte de la experiencia de ser madres que las mujeres expresen exactamente cómo se sienten: los momentos de alegría y duda, el esfuerzo de cuidar de un recién nacido, las noches en vela y la lucha por encontrar un equilibrio.
Nuestra sociedad no suele permitir que las mujeres justifiquen la fragilidad y ambivalencia de la experiencia de convertirse en madres y dar el pecho a su bebé. Esperamos que las mujeres vuelvan rápidamente a la normalidad, que sean madres eficientes y que den el pecho a su recién nacido casi con devoción. Las expectativas sociales y culturales suelen ser muy distintas de las necesidades reales de las madres y de sus bebés.
A este respecto, los sanitarios juegan un papel crucial para apoyar a las mujeres durante esta difícil fase, ofreciéndoles la fuerza y la confianza para que elijan la forma adecuada tanto para sus bebés como para ellas.

Angela Dinoia

Matrona

Matrona y formadora de lactancia de UNICEF.

Licenciada en obstetricia por la Universidad de Chieti.

Tres años de estudio en el Istituto di Ricerca e Terapie Energetiche (Milán).

Autora del libro de 2014 Il Neonato e i suoi Segreti [Los recién nacidos y sus secretos]. 

1Quaderni acp, Oxytocin and proximal care (2007), 14 (6): 254-26  Carter CS, Oxytocin and sexual behavior (1992)
2UNICEF, Breastfeeding (2013) Neville, MC, Anatomy and Physiology of Lactation (2001)
3Dinoia A, Il neonato e i suoi segreti [Newborns and their Secrets] (Mental Fitness Publishing, 2014)