El sueño es una necesidad humana básica. Cuando no dormimos, nuestra capacidad de concentración disminuye, tenemos cambios de humor y nos cuesta más recordar cosas.
El sueño es bueno para los niños, porque la disminución de los niveles de cortisol y la producción estimulada de hormonas del crecimiento hacen que el niño crezca durante el sueño.1
La falta de sueño en el niño puede provocar irritabilidad, llanto y estrés.
Además, a todo ello se añade uno de los mayores retos para la nueva madre: el ritmo del recién nacido. Adaptarse al ritmo de su hijo significa conocerse, entenderse y redefinir sus propios hábitos.
Sobre todo, el ritmo de sueño-vigilia del recién nacido, que todavía no está presente en el primer periodo, es un factor de riesgo importante para el desarrollo de la depresión posparto, porque supone mucho estrés para la madre todavía joven.
La depresión posparto está estrechamente relacionada con el ritmo de sueño irregular del recién nacido, ya que el estrés que provoca alteraciones hormonales y cambios en la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal.2
Padres y madres se preguntan a menudo por qué su hijo no duerme (toda) la noche.
Hasta los tres años -y para muchos niños hasta los cinco- el sueño es muy fragmentado y difiere del de una persona adulta.
Las fases de vigilia que se producen cada 30 o 60 minutos se denominan despertares de control. Son fisiológicos y proporcionados por la naturaleza para que padres y madres sepan que el niño está bien.
Por ello, es importante informarse sobre la fisiología del sueño de los bebés para no tener expectativas poco realistas.
A la luz de esto, las causas de los trastornos del sueño pueden ser múltiples: fisiológicas, orgánicas, emocionales, conductuales o ambientales.3
Un pediatra puede descartar trastornos fisiológicos. Por ejemplo, la acidez de estómago o los problemas del tracto urinario que pueden causar dolor y molestias cada vez que el niño orina durante la noche. El enrojecimiento en la zona del pañal y la dermatitis atópica también puede llevar a despertarse debido a una sensación de picor muy molesta.
Otro papel importante para el bienestar del recién nacido lo desempeñan los osteópatas especializados en niños: Por su parte, pueden descartar causas orgánicas, como la tensión del cuello provocada por el nacimiento o la posición del bebé en la barriga (cuando el bebé está en la posición de "media luna" en la cuna, es decir, con el cuello tirado hacia arriba). Sin embargo, estos profesionales también pueden ayudar con los cólicos, los vómitos, la plagiocefalia y los trastornos del sueño en general.
Otras razones pueden ser de carácter emocional. Puede que la madre sufra una depresión posparto o que esté embarazada de nuevo y esté esperando otro hijo. Pero quizá también se deba a la aclimatación en la guardería o al destete. El regreso de la madre a su trabajo, un duelo en la familia y muchas otras circunstancias también pueden influir.
Se puede promover la normalización del sueño de los niños con diferentes mecanismos. Algunos son biológicos y dependen de la producción de melatonina nocturna y del desarrollo del cerebro, otros de la influencia del entorno externo y de la educación.
El sueño se puede aprender de los padres y las madres. Pueden apoyar a sus hijos en este proceso de aprendizaje para lograr el equilibrio paso a paso.
Una vez descartadas todas las causas de los trastornos del sueño mencionadas anteriormente, se puede analizar el comportamiento: Muy a menudo, la causa de un trastorno del sueño es la dificultad para conciliar el sueño y volver a un sueño profundo.
Los niños buscan las condiciones que les ayudaron a conciliar el sueño la primera vez, y si estas condiciones no están presentes, puede que no sean capaces de volver a dormirse por sí mismos.
¿Qué significa que un niño duerma toda la noche? No significa que el niño no se despierte hasta la mañana. El despertar es fisiológico, pero el niño siempre será más capaz de volver a dormirse por sí mismo y así entrar rápidamente en la fase de sueño profundo.
¿Cómo se puede enseñar a conciliar el sueño y cuándo se puede empezar? A lo largo de los años, se han ensayado muchos métodos, algunos de los cuales han quedado desfasados y obsoletos, como el famoso "método del llanto"4, el método del "llanto controlado"5 o las "rutinas preparadas".6 En realidad, no hay un método que sirva para todos. Más bien, es necesario tener en cuenta todas las variables mencionadas anteriormente y desarrollar una estrategia junto con los padres y las madres, que se adapte a su estilo de educación y respete el carácter del niño. Aunque existe una sólida base empírica que demuestra que los diferentes métodos pueden ayudar a mejorar el sueño de los niños, siguen siendo motivo de debate a pesar de los estudios sobre su eficacia y seguridad.7