Cuando los niños pequeños aprenden a moverse suelen sufrir con relativa frecuencia accidentes y traumatismos en los dientes de leche. Las caídas, sean andando, con la bicicleta sin pedales, en el columpio o el jardín de infancia, no son nada raro. Se manifiestan habitualmente en forma de erosiones, heridas abiertas y moratones externos. Además de posibles lesiones internas como la conmoción cerebral, fracturas o hemorragias, también se pueden producir lesiones en los dientes de leche. Pueden dañarse los tejidos blandos, los dientes y los huesos, pero en caso de traumatismos en los dientes de leche, existe peligro de que se produzcan daños en los dientes definitivos. Resulta imprescindible acudir al odontólogo para evitar daños sucesivos y los efectos a largo plazo que a menudo no se pueden prever.
En cada traumatismo dental hay que tener en cuenta lo siguiente: Es preciso mantener la calma, buscar los dientes o fragmentos dentales desgastados o rotos y recogerlos. Incluso en el caso de "lesiones triviales" aparentes, se debe consultar al dentista de inmediato. La mejor manera de guardar los dientes definitivos es en un recipiente "de salvamento" o en leche fría para evitar que se sequen. Es preciso cortar el sangrado, cubrirlo y, en caso necesario, enfriar las heridas.
El odontólogo documenta exactamente cómo se ha producido el accidente, comprueba si el niño o la niña están vacunados contra el tétano y lleva a cabo un examen exhaustivo y un diagnóstico con rayos X para aclarar las posibles fracturas de dientes y/o huesos. Las lesiones de los dientes pueden afectar a la sustancia dura de los dientes y/o al periodonto. Las lesiones en la sustancia dura de los dientes incluyen fracturas que pueden estar relacionadas con una apertura de los vasos/nervios (pulpa). Debido al fuerte impacto que se produce en los traumatismos dentales siempre debe esperarse una lesión del periodonto. Los golpes más intensos pueden provocar que se afloje y desplace el diente y, en casos extremos, incluso que se parta. En estos accidentes, siempre se producen daños en el tejido circundante y el desgarro o compresión del tronco vascular o los nervios. En las caídas suele producirse también una fisura del frenillo labial, Aunque esto a menudo causa un sangrado abundante, generalmente no requiere la aplicación de puntos.
Cada traumatismo dental puede tener diversas consecuencias, como la infección, el cambio de color de la corona dental, la muerte del diente, la reabsorción (disolución) de la raíz del diente o la adhesión del diente al hueso circundante. Al mismo tiempo se pueden producir daños directos en el siguiente germen dentario o desplazamientos del mismo. La dimensión y el tipo de la lesión, así como la edad del niño o la niña en el momento en el que se haya producido el accidente, son decisivos para los posibles daños sucesivos. Los efectos sobre los dientes definitivos son mayores cuanto más jóvenes son los niños en el momento de la lesión. Durante los tres primeros años de vida se van mineralizando las coronas dentales de los incisivos permanentes, por lo que el riesgo de daños sucesivos es especialmente elevado, y pueden afectar el color y la forma de la posterior corona dental.
En general, debe notarse que el tratamiento de los traumatismos en los dientes de leche difiere ligeramente del tratamiento de traumatismos en los dientes permanentes. Debido a su desarrollo y a que los niños no tienen tanta capacidad de aguante, la oferta de tratamientos es más reducida y se centra más en proteger el siguiente germen dentario. Los dientes de leche que se hayan aflojado o desplazado mucho, así como los que presenten una fractura profunda, se deben extraer para proteger el diente definitivo. No se recomienda volver a colocar (replantación) los dientes de leche golpeados porque existe peligro de que aparezcan complicaciones.
Básicamente se debe informar a los padres de las posibles consecuencias de cada traumatismo dental y los niños deben acudir al dentista de forma periódica para realizar revisiones. Además de proporcionarles alimentos blandos entre 7 y 10 días, es imprescindible prestar atención a una buena higiene bucal.
Bibliografía disponible previa petición al autor