"¿La higiene bucal comienza con el primer diente?" Esta es probablemente la pregunta más frecuente de nuestros pacientes.
No, según nuestra experiencia, el cuidado bucal debe empezar, en el mejor de los casos, antes del primer diente visible. Aunque esta área aún no se ha investigado científicamente, podemos dar razones plausibles a partir de nuestra experiencia práctica, por las que es tan importante empezar pronto.
Nos gustaría describir cómo se pueden implementar estas recomendaciones de manera lúdica, práctica, orientada a las necesidades y doméstica.
"Quien quiera ser experto, debe comenzar por aprender pronto". De acuerdo con este lema, los progenitores o las personas de referencia buscan determinado momento del día para llevar a cabo el ritual de cuidado bucal en su propia casa. Recomendamos escoger un momento de la tarde, por ejemplo, después de amamantar, de dar de comer o de bañar al lactante. Es importante elegir un momento en el que tu hijo esté contento. Se pueden limpiar de forma suave y cuidadosa la cavidad bucal y la bóveda palatina con un cepillo de dientes de dedal, un conejito de cuidado bucal o un suave paño de tela limpio. En cuanto a la posición del lactante, este ritual se puede llevar a cabo estando tumbado, por ejemplo, en el cambiador o incluso en la manta de gatear. A pesar de que el cuidado de la cavidad bucal son solo unas "suaves acaricias", permite retirar los restos de leche o de papilla de la zona del paladar y de las líneas de los dientes. Esta experiencia perdura positivamente en la memoria tanto del adulto como también del bebé, por lo que permitirá afianzar el proceso en el futuro, gracias a la secuencia repetitiva.
Un momento muy poco favorable para comenzar con la higiene dental es, en nuestra opinión, la fase aguda de la dentición. Se trata de una fase en la que los dientes de leche comienzan a irrumpir en la cavidad bucal. Este momento del desarrollo suele ir acompañado de intranquilidad, de una mayor salivación del niño, de dolor o incluso de fiebre, por lo que puede ser una etapa más bien negativa tanto para los tutores como para el niño. A pesar de todo, existe un "remedio positivo" también para esta fase. Los mordedores (por ejemplo, con la función de refrigeración), los minimordedores, los bastoncillos de enfriamiento, los paños de tela fríos o húmedos, o el entrenador en higiene dental pueden proporcionar alivio. El empleo de medios auxiliares para el cuidado bucal elegidos específicamente en función de las necesidades concretas, utilizándolos de forma conjunta y bajo supervisión resulta divertido. Además, también contribuye al afianzamiento del vínculo afectivo. Es posible establecer con éxito la base de la confianza con respecto a la sensible que conocemos como "cavidad oral".
Si se ven los primeros dientes de leche en la boca, se puede empezar el cuidado dental con la ayuda de un cepillo de dientes adecuado. El cepillo de dientes manual debe estar dotado de una cabeza de cepillo pequeña y redondeada y unas cerdas redondeas muy blandas agrupadas en pequeños conjuntos. El asa antideslizante ergonómica y fabricada en un material agradable simplifica su uso. Tu odontólogo de confianza os puede asesorar a tu hijo y a ti en la consulta.