El equilibrio y la interacción de la musculatura orofacial del bebé son muy relevantes para el desarrollo de las articulaciones, además de para la ingesta de alimentos. La intensa y coordinada succión en el pecho de la madre sirve para la alimentación y facilita el desarrollo saludable de la musculatura de la boca, la lengua y la mandíbula (succión nutritiva). Chuparse el dedo, incluso para tranquilizarse (succión no nutritiva), puede implicar consecuencias negativas si esta práctica se extiende excesivamente en el tiempo. Afecta la formación de la fuerza de los labios y la lengua, así como del paladar duro y la mandíbula y la posición de los dientes. Para evitar consecuencias negativas, los padres deben conocer el uso responsable del chupete.
Hasta que la succión se haya establecido y armonizado para la alimentación, se debe prescindir del chupete, ya que podría interferir con el aprendizaje de la técnica de succión correcta.
En general, los padres deben procurar un uso limitado. En cuanto el niño se haya quedado dormido, si se le cae el chupete de la boca no se le debe volver a colocar. Un chupete tampoco es un compañero de juego. El chupete debe guardarse cuando los más pequeños juegan, se bañan, corren y hablan. Es conveniente guardarlo en un lugar limpio que no esté a la vista.
Se debe pensar en dejar de utilizar el chupete cuando el bebé tiene los primeros dientes y comienza a hablar, ya que es en esta fase cuando la succión se va sustituyendo de forma natural por las actividades de morder y masticar. Los padres suelen padecer grandes miedos en este proceso de deshabituación. Sí, para su hijo o hija supondrá una nueva experiencia. Separarse del chupete implica cederlo, soltarlo, pero también crear espacio para algo nuevo. Es bueno cambiar el chupete por algo especial que sea importante para el niño.
Han demostrado ser favorables: