Las enfermedades alérgicas se encuentran entre las enfermedades crónicas más comunes en la infancia y la adolescencia. Según los resultados de la encuesta en materia de salud infantil y juvenil del Instituto Robert Koch, el 4,7 % de los niños y jóvenes de entre 0 y 17 años padece asma, el 10,7 % padece rino-conjuntivitis alérgica y el 13,2 % tiene piel atópica.
No se trata de enfermedades congénitas, sino que se van adquiriendo a lo largo de la vida. No obstante, uno puede desarrollar una alergia a edades muy tempranas, incluso durante la primera etapa de la vida. Como primer síntoma suele aparecer la piel atópica (fig. 1) que puede tener su origen en una alergia alimentaria en la infancia temprana (es el caso del 30 al 40 % de los niños con piel atópica).
Figure 1: Child with atopic eczemia
La piel atópica suele ir mejorando con el tiempo y en el caso de las alergias alimentarias, suele ir desarrollándose cierta tolerancia. Durante la siguiente fase, la alergia suele manifestarse en forma de rinitis alérgica o asma (fig. 2). Para la manifestación de una alergia, existen distintos riesgos, y es importante hacer una mención especial a la genética. Así, los niños cuyas madres y padres padecen alergia (por ejemplo, fiebre del heno), tienen una probabilidad de hasta un 80 % de padecer la misma alergia. El tipo de alimentación se considera también factor de riesgo, sobre todo en los casos en los que no se ha dado pecho, o no se ha hecho de forma suficiente. Los alimentos para bebés que contienen proteína animal o vegetal (por ejemplo, leche de vaca, leche de cabra o leche de soja) aumentan el riesgo. Entre los factores de riesgo está también la contaminación medioambiental (tabaquismo pasivo, emisión de contaminantes por tráfico, etc.).
Un factor determinante en el desarrollo de las alergias es la flora intestinal y parece que juega también un papel importante el tipo de parto (vaginal o cesárea). La composición de la flora intestinal del bebé se determina durante el parto y es precisamente en este momento cuando los niños que nacen por cesárea, junto con una mayor exposición a las bacterias del hospital, manifiestan un mayor riesgo de padecer alergias en comparación con los niños nacidos por parto vaginal, cuya flora intestinal está determinada por la madre.
También la temprana exposición a bacterias parece influir sobre el posterior desarrollo de alergias y asma. En este sentido, existen grandes diferencias entre crecer en una granja con la correspondiente exposición a bacterias o en una región no rural.
Figure 2: modified according to Graß and Wahn
Los siguientes factores se consideran hoy factores especiales de riesgo en la primera infancia para el desarrollo de la atopia:
Debido a la gran cantidad de enfermedades alérgicas que aparecen ya en la infancia, el número creciente en la edad adulta y las restricciones físicas y psicológicas asociadas y los costes de salud resultantes, la prevención de las enfermedades alérgicas es una alta prioridad.
La actual directriz de la asociación AWMF sobre prevención de alergias realiza las siguientes recomendaciones para niños con mayor riesgo de padecer alergias (padre, madre o hermanos que son alérgicos):
Estas recomendaciones de prevención de alergias son aplicables en casos de niños con mayor riesgo de padecer alergia, ya que los estudios base se han realizado con niños de este perfil. Actualmente el debate está en aplicar o no estas recomendaciones a los niños con riesgos menores.
En los últimos años, la alergia al látex ha supuesto un capítulo aparte. La alergia al látex afecta particularmente a niños que han sido sometidos a intervenciones quirúrgicas a edades tempranas (por ejemplo, niños con espina bífida). En estos casos, los bebés han desarrollado una sensibilización especial al látex, debido al contacto temprano con este tipo de materiales. Desde que las intervenciones se realizan "libres de látex", estos casos prácticamente han dejado de aparecer.
Al hilo de lo comentado, también se debate si los chupetes con látex pueden favorecer la alergia a este material. Según la bibliografía disponible sobre este tema y la experiencia clínica de varios decenios, no existe ningún indicio de que los chupetes con látex favorezcan este tipo de alergia.